[fragmento de ¿Vos me querés a mí?, de Romina Paula]
–¿Pero te gusta o no te gusta?
–Sí, Ina, me encanta, pero no sé, no creo que pase algo ya, ya no sé cómo tendría que hacer para hacer ese movimiento. Ya está tan hablado el tema, el pibe ya re sabe, siempre hacemos comentarios sobre el tema y no sé bien qué pensará él, siempre terminamos hablando de sexo y él me dice que soy una histérica y que ya me sacó la ficha y nos reímos de eso, pero no sé. Me parece como que en cualquier momento va a ser tarde, como que si no es ahora, ya va a haber pasado el momento.
–Y bueno, Violeta, ¿por qué no hacés algo?
–No, es que no sé, tampoco sé si es eso lo que quiero. Me gusta, pero no sé si quiero estar con el pibe, ni siquiera sé si quiero estar con alguien. No estoy mal, ¿eh? Justo fue ayer que bajé un poco, porque en la casa de mis viejos vi un chal que usaba mucho Adrián y me tiró muy para atrás, fue así un segundo y me destruyó el día... Pero en realidad estoy bien así, yo sé que está bien, sé que voy a estar mejor, pero bueno, estoy como sostenida por unos hilos... De día estoy como contenida y me distraigo y cuando vuelvo a casa me llevo un video, o algo, o miro la tele, no sé, trato de no pensar... No quiero estar con nadie en realidad, pasa que estamos ahí, y lo veo todos los días y el flaco me encanta, es hermoso, todo largo... Es enorme... El otro día tenía un pantalón muy bajo, y se le veía el calzón y casi me muero, boluda. Lo que pasa es que estoy muy caliente, me doy cuenta de eso, de que me tengo que coger a alguien...
–Y bueno, Viole, cogételo entonces... Además te viene bien que tenga novia, así no te tenés que hacer cargo de nada, y ya sabés que el flaco va a hacer la suya...
–Sí, ya sé, pero no da. No, además no quiero saber nada, ya me di cuenta de que me había excedido el otro día, no sabés todas las cosas que dije, por suerte ni me acuerdo de todo, pero sé que me excedí... ¡ No me quedó ningún secreto, develé todo! Así que ahora cuando voy cierro la puerta con llave, para que nadie me moleste, así también trabajo, si no es un cuelgue, voy y no hago nada... ¿Y vos en qué andás? ¿Tu chico?
–Todo bien... El otro día le quemé un poco la cabeza...
–¿Por qué? ¿No estaba todo bien?
–Sí, está todo bien, lo que pasa es que de repente me di cuenta de que nos estabamos viendo todos los días y dije mmmm ¿qué onda? ¿estoy de novia? Y nada, eso, me vi en una situación en la que no sé si quiero estar y nada, le dije eso...
–¿Y el pibe qué onda?
–No, todo bien, ¿qué me va a decir? Me dijo que no se preguntaba mucho eso, que a él le gustaba estar conmigo y listo. Eso me dijo. Después cogimos y todo bien.
–Sexualmente a pleno, ¿no?
–Bueno, no sé si a pleno, pero todo bien, sí, está buenísimo, la verdad que todo bien. El otro día fue muy gracioso porque nos pusimos a joder, estábamos hablando sobre las ex parejas, y yo le pregunté a cuantas minas se había cogido pensando que me iba a decir dos tres, y se cogió un montón, boluda y nos cagábamos de la risa porque yo le decía que me había engañado, eran tipo las cuatro de la mañana y nos cagábamos de la risa porque yo le decía que a mí él me había gustado porque parece un nerd, que me había vendido el nerd y que no sé, que pensé que no tenía nada de experiencia, o que a lo mejor se había cogido alguna minita pero medio mal y eso me calentaba un poco, y después resulta que atrás de las gafas había un uiner y que era todo una treta y nos cagamos de la risa...
–Qué fea palabra uiner.
–¿Uiner? Sí, es espantosa, de eso nos reímos mucho también... El concepto uiner es lo menos...
–Sí, es lo menos de lo menos... Yo necesito eso, boluda, cogerme a alguien, no sé, a cualquiera, pero no sé cómo hacer...
–Y cogete al flaco ese...
–No, ni en pedo, no da, después lo tengo que ver todos los días... ¡Ah, boluda! ¡Me olvidé de contarte!
–¡¿Qué?!
–Muy gracioso, el otro día soñé que cogíamos...
–¿Con este flaco?
–No, nosotras, Ina...
–¿Nosotras? Qué bizarro...
–Sí, muy raro, se ve que había quedado muy caliente, porque fue justo la otra noche después de tomarnos cinco vinos, cuando fui a comer con los pibes estos, y nos la pasamos toda la noche hablando de sexo y se ve que quedé re caliente y soñé eso.
–¿Y estaba bueno?
–Estaba bueno sí, bah, era raro. Era como que yo te contaba que estaba caliente y vos me decías de coger como un favor, como si fuera una cosa re normal así como “bueno, si querés cogemos, yo no tengo problema”, esa onda...
–Qué gracioso, como la caritativa del sexo...
–Sí, boluda, muy gracioso...
–Yo el otro día soñé una cosa muy bizarra también, no sé si ya te lo conté...
–¿Qué? ¿Lo de la vieja?
–No, lo de la vieja sí te lo conté, no, lo de los antropófagos...
–No, Ina, no me contaste... ¿qué de antropófagos?
–Nada, boluda, horrible, era muy angustiante...
–¿Qué onda?
–No, no sé, en realidad empezaba como una fiesta en una casa en las afueras, como de esas fiestas que ves en las películas, que toda la casa está habilitada y hay muchos chicos lindos y mucho alcohol, ¿ubicás? Que nadie baila y el más lindo está preparando algún trago con bebida blanca en la coctelera y tiene puesta una camiseta y sonríe, esa onda...
–... Sí, medio yanqui...
–Sí, medio yanqui... Bueno la cosa es que estaba ahí con otra gente, no sé quiénes eran, y de repente empezamos a escuchar unos gritos terribles de mina que vienen de alguna de la habitaciones, pero horribles, así como de muerte... Y bueno, la cosa es que empieza a circular que algunos chicos son antropófagos y como nadie se conoce no podés saber bien quién es quién... Entonces yo me quiero escapar, voy al baño y en el baño hay un antropófago muy lindo en calzoncillos blancos que me mira con cara como de “cagaste la fruta, chiquita” y yo en ese momento, en el sueño mismo, no olvido que en última instancia puedo intentar seducirlo, porque no dejaba de ser un pibe, pasa que bueno, se le había dado por morfarse pendejas, entonces pienso que tengo que seducirlo para que no me coma. Le propongo escaparse conmigo por la ventana haciéndome la sexy y él me dice bueno y salimos a la calle y yo lo único que pienso es en alejarme de ahí lo más rápido posible y entonces le propongo correr en cuatro patas, como los animales, ¿ubicás?...
–... qué locura, boluda...
–... sí, y bueno, nos alejamos corriendo así, como perros y te juro que la sensación era así de mucha velocidad, tengo la subjetiva de estar corriendo así y de pensar “loco, qué rápido se corre así”, como de estar apoyándome en las patas delanteras y picar y que las de atrás te alcancen...
–Cualquiera...
–Sí, cualquiera... Pero te juro que era horrible, Viole...
–...
–... bah, lo de correr estaba bueno, lo de correr en cuatro patas estaba un poco bueno... Muy raro igual...